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jueves, 8 de septiembre de 2011

Exceso de actividades extraescolares afecta el rendimiento académico




Una reciente investigación publicada hoy en La Tercera, señala que las actividades extraescolares recargadas de los niños y jóvenes, inciden notablemente en su rendimiento académico. Se dan como ejemplo los entrenamientos deportivos 3 ó 4 veces a la semana, los talleres avanzados de música, tanto en el colegio como en clases particulares. Todo esto, sumado a las horas habituales de trabajo escolar, generan una sobrecarga que genera mayor somnolencia al no tener las horas adecuadas de descanso.
Según el diario La Tercera, Joaquín Jerez (16 años), señala :“a veces, llego medio dormido a las reuniones del grupo de Pastoral los viernes: Hay semanas en que ando como zombie. En el año me estresa, pero al final vale la pena”, comenta.

Según las encuestas de la Fundación Nacional del Sueño de EEUU, el 60% de los escolares tiene extrema somnolencia diurna. Más del 25% se duerme en clase, por lo menos, una vez a la semana. Esto se debe al sueño no reparador, porque el exceso de actividades provoca un desorden en los horarios o simplemente porque a la hora de dormir, los escolares manifiestan dificultades en conciliar el sueño.
Según los expertos, 8 horas diarias de sueño son lo mínimo recomendable, pues es el tiempo que le toma al cerebro procesar la información recibida durante el día (hasta los 21 años). El problema es que menos tiempo afecta directamente el desempeño académico: 15 minutos menos al día inciden directamente sobre las notas y una hora menos puede provocar un desempeño cognitivo equivalente al de un niño dos años menor.
El Dr. Kyla Wahlstrom, de la Universidad de Minnesota, encuestó a siete mil escolares sobre sus hábitos de sueño y sus notas. Los adolescentes con nota A, la máxima en el sistema norteamericano, tenían un promedio de 15 minutos más de sueño que los estudiantes con B, quienes, a su vez, tenían un promedio de 11 minutos más que los con calificaciones C, y éstos, tenían diez minutos más que los con nota D.
Sergio Muñoz (16 años), además de cursar Tercero Medio en un colegio santiaguino, asiste tres horas a la semana a clases de viola en la Universidad Católica. Participa en la orquesta de su colegio y en la Sinfónica Juvenil Metropolitana, lo que requiere horas de ensayo y conciertos. Reconoce que hay días en que le cuesta mucho levantarse en la mañana y se demora más en salir de la casa.
La psiquiatra de Clínica Dávila, Marcela Abufhele, recalca la importancia de tener un buen esquema de actividades para no descuidar el colegio y bajar las notas: “A veces las actividades son más motivadoras que el colegio, entonces los niños dejan el estudio para última hora y calientan la materia en la noche”. Además, hay quienes prefieren sacrificar el sueño nocturno con tal de estudiar para una prueba y recuperarlo después de que ésta ya ha pasado.
Los especialistas coinciden en que una sobrecarga de actividades suele ocurrir en los escolares más grandes, pues son más independientes y pueden asistir por cuenta propia a sus compromisos. Además, sus actividades son más exigentes y demandan más tiempo adicional que las de los más pequeños, que suelen limitarse a juegos o instancias para socializar.
Sin embargo, los más chicos no se libran del cansancio. El Dr. Avi Sadeh de la Universidad de Tel Aviv realizó un estudio con 77 alumnos de cuarto y sexto grado. Descubrió que un niño somnoliento de sexto tiene un desempeño cognitivo en clases como uno de cuarto grado.
Además, el exceso de actividades puede generar dolores de cabeza o una clara disminución del apetito, problemas que pueden derivar en estrés infantil, que se caracteriza por ansiedad, aparición de preocupaciones exageradas, incapacidad para relajarse y controlar las emociones, etc.
“Cuando los niños se sobrecargan, muchas veces tiene que ver con la satisfacción de los papás. La idea de las actividades extra programáticas es que sean placenteras para los hijos”, señala el psicólogo infanto-juvenil de Clínica Santa María, Raúl Carvajal.
Así las cosas habrá que poner atención en este aspecto. Suelo recordar que a mi padre no le gustaba demasiado que participara en muchas actividades extraescolares o en el centro de alumnos porque, según él, “gastaba” tiempo que debía invertir mejor en los estudios.
Al fin y al cabo, como en todas las cosas, lo que importa es el equilibrio.

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